Las principales compañías europeas de tecnología espacial se han unido para crear una constelación de satélites que compita directamente con Starlink (que ya tiene más de 3500 satélites en órbita) y con la iniciativa china Guowang, que busca llevar al espacio otros 13.000.
Se trata de una moneda con dos caras. Por un lado la necesidad de brindar servicios de conectividad disponibles en cualquier lugar del planeta a un precio accesible y en el otro extremo o cara, tenemos la creciente cantidad de basura espacial que cada vez genera más problemas. Una de las compañías pioneras en la puesta en órbita de satélites destinados a dar servicio de internet fue Starlink, propiedad de SpaceX. La empresa de Elon Musk comenzó a lanzar satélites en 2019 a un ritmo constante. Actualmente cuentan con más de 3.580 satélites de tamaño reducido (poco más de un metro de largo) en órbita terrestre baja (LEO por sus siglas en inglés). En total, está previsto el despliegue de casi 12.000 satélites, con una posible ampliación posterior a 42.000.
A esto se suma la iniciativa china Guowang, cuya intención es poner en órbita un total de 13.000 satélites para proporcionar servicios globales, pero Europa claramente no quiere entregar sus comunicaciones a China o a la compañía de Musk.
Con esto en mente, un grupo de casi todas las principales compañías europeas de satélites anunció esta semana que planea desarrollar una constelación de satélites propia para proporcionar comunicaciones globales. Esencialmente, tal constelación proporcionaría a la Unión Europea una conectividad desde la órbita terrestre baja similar a la que ofrece Starlink.
La oferta, que incluye a empresas como Airbus Defence and Space, Eutelsat, SES y Thales Alexia Space, responde a una solicitud de ayuda de la Unión Europea para construir una constelación soberana para proporcionar comunicaciones seguras para los servicios gubernamentales, incluyendo aplicaciones militares.
El comisionado de la Unión Europea, Thierry Breton, anunció los planes para esta constelación, conocida como Infraestructura para la Resiliencia, Interconectividad y Seguridad por Satélite, o IRIS. La Unión Europea aportará 2.400 millones de euros, y se esperan contribuciones adicionales de la Agencia Espacial Europea e inversiones privadas.
El grupo, que también incluye a gigantes de la telecomunicación como Deutsche Telekom, Hispasat, OHB, Orange, Hisdesat y Telespazio, estima que el coste total será de alrededor de 6 mil millones de euros y desea que esté lista para brindar cobertura global para el año 2027. ¿Cuántos satélites serán? Es muy difícil determinar esto ya que aún no se ha hablado de números. Pero si tenemos en cuenta que los satélites de Starlink cuestan aproximadamente medio millón de euros, podríamos estar hablando de 12.000 satélites europeos circulando por el cielo (siempre que no tengamos en cuenta los costes de lanzamiento por ejemplo).
Tanto el presupuesto como el cronograma de este proyecto son probablemente muy ambiciosos, dada la cantidad de coordinación necesaria y la improbabilidad de que el cohete Ariane 6 de Europa tenga la capacidad de lanzamiento adicional para poner cientos de satélites en órbita terrestre baja a partir de mediados de la década de 2020 ya que no comenzará sus misiones hasta 2024 como muy pronto.
Para darnos una idea, SpaceX lanzó sus primeros dos satélites de prueba en febrero de 2018. A partir de ese momento, le tomó unos cuatro años comenzar a implementar la cobertura global en su red Starlink. Pero SpaceX tenía algunas ventajas importantes en el sentido de que no tenía burocracia (para bien o para mal, las decisiones las toma una sola persona, Musk), amplios fondos y la voluntad de gastar capital privado, y el único cohete reutilizable de alta cadencia del mundo. Y todo esto es lo que Europa deberá superar si quiere competir en igualdad de condiciones con China o con Elon Musk.