El precio de las direcciones IP empieza a ser un problema cada vez más grande. El precio se ha triplicado en lo que llevamos de año, alcanzando precios inimaginables hace tan sólo uno o dos años. Y no parece que vaya a cambiar en los próximos años, ya que las direcciones son cada vez más escasas.
En 2019, asistimos a lo que parecía el acabose, ya que en noviembre se asignó el último bloque disponible. A partir de ahí, era necesario esperar a que el RIPE, el Registro Regional de Internet para Europa, Oriente Medio y Asia Central, recuperase direcciones en desuso para reasignarlas, así como también se llevasen a cabo procesos de compraventa entre empresas privadas. De hecho, hubo que hacer largas colas para acceder a bloques de direcciones IPv4.
Estos bloques /24 están formados por 256 direcciones, y el precio medio por dirección en 2015 era de 10 dólares. Sin embargo, poco a poco, la cifra fue aumentando, y a principios de 2021 ya había superado los 20 dólares. Ahora, en las últimas semanas, ese precio se ha disparado, y ha llegado a triplicarse, donde el precio por dirección IP ha llegado a alcanzar los 60 dólares en las últimas semanas. Actualmente ha bajado un poco para situarse en torno a los 45 dólares, pero es cuestión de tiempo que vuelva a superar los 60 viendo la tendencia que lleva.
Ya no hay grandes colas para acceder a las direcciones, pero el precio que hay que pagar por ellas es muy elevado. En España tenemos la suerte de que los grandes operadores tienen asignadas millones de direcciones IP, pero Vodafone y Orange están entre los cinco operadores que más direcciones han adquirido en Europa en los últimos seis años.
Según el RIPE, que es el RIR (Regional Internet Access) que reasigna las direcciones IP en nuestra zona, España tiene 32.012.096 direcciones IP. Esta cifra de 32 millones es bastante elevada, aunque hay países cercanos que tienen más, como Francia, con 82 millones, o Italia, con 55 millones.
Algo más de la mitad de esas direcciones IP las tienen los operadores, donde Telefónica es quien tiene en torno a un tercio de las direcciones IP de toda España. Esto es motivo más que suficiente para que un gran operador no tenga incentivos para dar el salto a IPv6, ya que tienen direcciones IPv4 de sobra para conexiones fijas, y en redes móviles hacen uso de CG-NAT. Además, cobran por ofrecer direcciones IP fijas, donde por ejemplo Movistar cobra 30 euros al mes si se quiere tener IP fija.
Esto, por desgracia, no es excusa para no implementar IPv6, ya que Francia, con más del doble de direcciones IPv4 que nosotros, tiene ya una penetración del 48,44% de IPv6, mientras que España está en un irrisorio 2,8%. Así, estamos dejando de disfrutar de ventajas como conexiones más seguras y rápidas, pudiendo conectarnos directamente a dispositivos sin depender de NAT o puertos. A su vez, nos exponemos más al aumento de costes de direcciones IP.
El elevado precio de las direcciones IP puede traer graves consecuencias para España. Para empezar, puede dificultar que pequeños operadores puedan entrar a precios asumibles en nuestro país, y este es el motivo por el que operadores como MásMóvil o Digi recurren por defecto al CG-NAT, agrupando a decenas de usuarios bajo la misma IP externa. A su vez, las empresas privadas que quieran tener direcciones IP propias también ven cómo aumentan los costes para obtener estas direcciones, donde un bloque de 256 direcciones se sitúa actualmente en torno a los 11.000 dólares.
A pesar de ello, el precio de las tarifas de fibra no parece que se esté viendo afectado, ya que una vez se tienen direcciones IP en uso y posesión, el coste empieza a diluirse. El problema es que la demanda aumenta, tal y como vemos en este gráfico del RIPE, donde España exportó 675.000 direcciones IP, pero importó 2,46 millones. Entre Vodafone y Orange han recibido algo más de 1,1 millones de direcciones, que al precio actual equivalen a unos 68 millones de dólares.